La obesidad y el sobrepeso como el resto de los procesos orgánicos fuera de norma son condiciones establecidas por conflictos psicobiológicos.
La Nueva Medicina Germánica ofrece un enfoque novedoso y real para poder comprender y abordar estos problemas. Se identifican conflictos como el de sentirse abandonado o fuera de lugar que puede desencadenar el programa de retención de líquidos.
Los choques biológicos también pueden estar relacionados con el miedo con rechazo a determinadas situaciones. Es importante reconocer y trabajar en estos conflictos para tratar la obesidad.
En este artículo, exploraremos los conceptos básicos, los procesos biológicos y emocionales, así como las recomendaciones de la nueva medicina germánica para la obesidad.
Conceptos básicos sobre la obesidad y el sobrepeso
La obesidad y el sobrepeso no están relacionadas exclusivamente con el exceso de grasa en el cuerpo sino también, y sobre todo, con una gran retención de líquidos por parte de nuestros riñones.
Pueden afectar negativamente a la salud y a la calidad de vida de una persona. Aunque a menudo se utilizan indistintamente, es importante comprender las diferencias entre estos dos conceptos.
Definición de obesidad y sobrepeso
La obesidad se refiere a un exceso significativo de grasa corporal, mientras que el sobrepeso implica tener un peso corporal superior al considerado saludable para la altura y la constitución física de una persona. Ambas condiciones están determinadas por el índice de masa corporal (IMC), que se calcula dividiendo el peso de una persona en kilogramos por el cuadrado de su altura en metros.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera que una persona tiene obesidad cuando su IMC es igual o superior a 30, y se considera que tiene sobrepeso cuando su IMC está entre 25 y 29.9.
Factores biológicos relacionados con la obesidad
Según la medicina convencional la obesidad no es simplemente el resultado de comer en exceso o de falta de voluntad. Según esta existen factores biológicos que pueden predisponer a una persona a desarrollar obesidad, como la genética, el metabolismo basal, el funcionamiento del sistema endocrino y la respuesta hormonal. No se ha demostrado que estos factores sean los causantes, pero la medicina convencional llega a estas conclusiones y culpa a estos habida cuenta que no conoce las causas reales.
Además, según la medicina convencional, la obesidad puede estar influenciada por factores ambientales, como la disponibilidad de alimentos poco saludables, el sedentarismo y el estrés crónico. Estos factores pueden interactuar y contribuir al desarrollo y mantenimiento de la obesidad en diferentes individuos de manera única.
- La genética: ciertos genes pueden predisponer a una persona a tener una mayor probabilidad de desarrollar obesidad.
- El metabolismo basal: la tasa metabólica en reposo de una persona puede influir en la cantidad de calorías que quema y, por lo tanto, en el equilibrio energético del cuerpo.
- El sistema endocrino: hormonas como la insulina, la leptina y el cortisol pueden desempeñar un papel en la regulación del apetito, el metabolismo y el almacenamiento de grasa.
En definitiva, se culpa a toda una serie de factores en un intento de entender la obesidad, pero estos factores nunca se han demostrado fehacientemente. De hecho, personas con esos mismos factores no engordan lo que echa por tierra estas teorías.
La Nueva Medicina Germánica y su enfoque con respecto a la obesidad
La Nueva Medicina Germánica ofrece, por supuesto, un enfoque no sólo innovador sino también real y verificable para comprender y abordar la obesidad desde una perspectiva biológica y emocional. Esta medicina se basa en la premisa de que la obesidad es una respuesta adaptativa del cuerpo a conflictos psíquicos no resueltos.
Según la nueva medicina germánica, la obesidad puede ser desencadenada por diversos conflictos biológicos. Estos conflictos pueden tener que ver con el hecho de sentirse fuera de lugar, el miedo con rechazo o incluso una percepción negativa de ciertas partes del cuerpo. Estos conflictos desencadenan programas biológicos que llevan a la retención de líquido y a la acumulación de grasa.
En este enfoque, se reconoce que la obesidad no solo está relacionada con factores físicos, sino también con conflictos biológicos que van a ocurrir antes de que los síntomas de obesidad se manifiesten. Los programas biológicos que desatan estos conflictos, y que en general vamos a denominar obesidad, pueden mantenerse a lo largo de la vida, contribuyendo a la persistencia del problema de peso corporal.
Comprender y abordar estos conflictos biológicos es fundamental para tratar efectivamente la obesidad desde la Nueva Medicina Germánica. A través de terapeutas que conozcan estos programas es posible tomar conciencia de los conflictos específicos que han contribuido al problema de peso y liberarlos, facilitando así la pérdida de peso y una mejor salud general.
Programas biológicos causantes de la obesidad
Conflictos relacionados con los programas biológicos que desatan el sobrepeso y la obesidad
En la Nueva Medicina Germánica, se identifican tres diferentes conflictos biológicos que van a desencadenar lo que conocemos como obesidad o sobrepeso. Podríamos describirlos resumidamente de la siguiente manera:
- Conflicto de refugiado o de pez fuera del agua: Este conflicto activa el programa de los túbulos colectores renales que van a provocar que el organismo retenga líquido.
- Conflicto de miedo con rechazo o repugnancia: Este conflicto bloquea las células alfa de los islotes de Langerhans en el páncreas encargadas de sintetizar glucagón.
- Conflicto de imagen: Este conflicto afecta al tejido graso provocando acúmulos, bultos, deformidades o lipomas, afeando la figura y provocando la conocida como piel de naranja.
Es posible que se activen uno o varios de estos conflictos o que, por ejemplo, los dos primeros lleven a la activación del tercero. La comprensión y abordaje adecuado de estos conflictos juegan un papel fundamental en la gestión de la obesidad desde la perspectiva de la Nueva Medicina Germánica.
Procesos relacionados con la obesidad según la nueva medicina germánica
Vamos a describir estos tres programas biológicos, causantes del sobrepeso y la obesidad, para entender la causa y el sentido de cada uno de ellos.
Conflicto de refugiado
El conflicto de refugiado, o de “pez fuera del agua” está regulado desde el endodermo cerebral, es decir, el Foco de Hamer lo localizamos en el tallo cerebral. Este conflicto se describe a través de tres características bien reconocibles; la primera, el individuo se siente fuera de lugar, de su medio, la percepción podría definirse como de abandono; segundo, hay una gran sensación de soledad; y tercero, el individuo siente que tiene, en esa situación, que luchar por sobrevivir. Cuando se dan estos tres elementos en la percepción del individuo ante una situación determinada, se activa este conflicto e inmediatamente los túbulos colectores renales comienzan a retener líquido.
Desde que éramos unos peces y decidimos por alguna razón evolutiva salir del agua tuvimos que desarrollar un mecanismo de adaptación y también de supervivencia. Los túbulos colectores renales no son más que el riñón arcaico que se desarrolló para no deshidratarnos o desecarnos en nuestras primeras incursiones fuera del agua, del medio acuático.
Esta retención puede ser muy evidente. Provoca una gran inflamación generalizada e incluso puntual. El linfedema o las conocidas como piernas de elefante o incluso los tobillos inflamados y doloridos son evidencia de una gran retención de líquido y por lo tanto de este conflicto en su fase activa.
Es un conflicto además muy peligroso ya provoca lo que el Dr. Hamer denomina “el Síndrome”, es decir, la confluencia de un conflicto de refugiado activo y cualquier otro en reparación. Al estar el cuerpo en constante edema, el conflicto en reparación no puede pasar a la fase de cicatrización cronificando y agravando la sintomatología que en ocasiones puede alcanzar límites peligrosos.
Conflicto de miedo con rechazo
El conflicto de miedo con rechazo o repugnancia está regulado desde el ectodermo cerebral (cortex) y es un programa sin úlcera, es decir, un programa que provoca un bloqueo funcional, nada se modifica, ulcera o deteriora, simplemente deja de funcionar.
En los conflictos con origen en el neoencéfalo (sustancia blanca y cortex) hay que tener en cuenta la lateralidad y el sexo del individuo ya que los conflictos regulados desde el hemisferio derecho son los conflictos propios del macho y el hemisferio izquierdo regula los conflictos propios de la hembra. El Foco de Hamer de este conflicto está situado en el hemisferio izquierdo y por lo tanto lo veremos mucho más en mujeres que en hombres.
La clave del conflicto reside en su propia denominación, el individuo percibe una determinada situación con una gran carga de miedo que aborda con una respuesta puramente femenina, el retirarse, apartarse, rechazar. El organismo por tanto bloquea la función de las células alfa del páncreas, las productoras de glucagón para que el individuo no disponga de energía y se quede quieto y aparte de la situación.
En ocasiones este rechazo o retiro se denomina de repugnancia pues estos conflictos son muy habituales en mujeres con antecedentes de abuso genital infantil que ante determinadas situaciones de índole sexual sienten un gran miedo y un gran asco (repugnancia). Muchas de ellas nunca han llegado a resolver este conflicto y está permanente activo y se agudiza ante determinadas situaciones que tiene que ver con las relaciones íntimas.
La función del glucagón es extraer glucosa del almacén de glucógeno hepático para las necesidades vitales. Al no haber glucosa circulante no hay energía y esto provoca, por un lado, que el cuerpo se retire o se quede quieto y por otro que el individuo se vea en la constante necesidad de ingerir dulces (glucosa) para satisfacer las necesidades diarias. Estos programas están diseñados para activarse y desactivarse puntalmente y de manera breve pero cuando el conflicto está activo permanentemente la persona está en un constante estado de hipoglucemia por lo que sus necesidades de dulce (la inteligencia biológica) se incrementan. Un consumo excesivo de dulce, que necesariamente va a ocurrir, tendrá como consecuencia un gran acumulo de grasa.
Muchos supuesto terapeutas y modelos terapéuticos modernos han llegado a la conclusión que se trata de un intento de la persona de protegerse, de llamar la atención o incluso de un acto de glotonería. Como vemos no tiene nada que ver con esas falsas interpretaciones que además acaban siendo una falta de respeto para quien lo padece ya que establecen un juicio y por lo tanto una sensación añadida de culpa a su ya maltrecha estructura emocional.
Conflicto de imagen
Este conflicto se suele denominar de autodevaluación o desvalorización de la imagen. El tejido graso tiene su origen en el mesodermo moderno por lo que está regulado desde la sustancia blanca cerebral. Esto conlleva que durante la fase activa de este conflicto la sustancia grasa se ulcera y en la fase de reparación o solución este tejido se regenera provocando deformaciones, acúmulos y piel de naranja que afean la estética, o incluso los conocidos como lipomas. No son conflictos que generen obesidad o sobrepeso tal y como entendemos estos conceptos sino más bien un afeamiento de la imagen física o de la estética de la persona.
La autodevaluación o desvalorización no debemos entenderla, desde la Nueva Medicina Germánica, como un conflicto de índole emocional, sino que con esta definición se hace referencia al hecho de que el individuo “no se siente apto o capaz” de tener o mantener una buena imagen y es por eso que se activa el programa como una forma biológica de solucionar el conflicto.
Los acúmulos grasos, las deformidades o los lipomas van a aparecer en aquellas zonas corporales donde el individuo siente que tiene el conflicto de imagen.
Abordaje y tratamiento de la obesidad desde la Nueva Medicina Germánica
En primer lugar es importante que la persona obesa o con sobrepeso entienda adecuadamente los programas biológicos asociados para que pueda identificar perfectamente el o los que tienes activos.
En segundo lugar y una vez conocidos el programa o programas activos identificar el conflicto o conflictos biológicos que los han activado.
Y, por último, bien de manera autónoma o acompañado de un terapeuta especializado buscar una solución al conflicto para que pueda resolverse y el programa pasar a la fase de reparación definitiva. Hay que tener muy en cuenta que, generalmente, “saber” el conflicto no es garantía de solución, es decir, conocer el conflicto no lo resuelve. La solución de un conflicto requiere inevitablemente que la persona “sienta” que se ha resuelto. No es una cuestión mental, de identificarlo y conocerlo, sino “sentida”. Es necesario tener esa certeza interna.
Para “sentir” que un conflicto está resuelto es necesario que, o bien, la persona haga algo con respecto a la situación que lo genera (un cambio, una acción) y así provocar esa sensación, o bien, si no se puede, habrá que abordar una acción terapéutica más profunda a través de la cual la persona pueda encontrar la causa de ese sentir, es decir, la razón por la que esa razón existe en su personalidad y eliminarla. Esta acción ya va a depender del tipo de terapia y de los conocimientos del terapeuta.